Tras la boda todo vino rodado. Fue un año colmado de alegrías puesto que si ya estaba tremendamente entusiasmada con los preparativos y celebración de la misma no pasaron ni dos meses cuando recibimos la mejor noticia de nuestras vidas; la llegada de nuestro "pitxon".
Era la cosita más esperada para los dos, bueno para toda la familia ya que encima es la primera por ambas partes (la que nos espera.... no sé que me da que va a ser la más mimada)
Según me enteré de la buena nueva sentí una felicidad indescriptible y al mismo tiempo me bombardearon mil, que digo mil... un millón de ideas nuevas que llevar a cabo. Si para preparar una boda estuve maquinando y trabajando un año entero para mi enana... madre mía, esto iba a ser un sin parar.
Y efectivamente así fue, poco a poco iba creando detallitos, ropita, complementos... Había tantas cosas que me gustaban, pero evidentemente era imposible hacer todas básicamente por falta de espacio en su habitación.
Por ello tuve que hacer una dura criba y como suelo decir yo "menos es más". En mi opinión las cosas sencillas siempre dicen más por si solas que las recargadas. Por esta razón tuve que dejar lamentablemente muchas de esas ideas en el tintero pero con el tiempo en este blog tengo la intención de terminar haciéndolas para ponerlas a vuestra disposición.
En los próximos posts intentaré enseñar todas las cosillas que hemos ido haciendo y las que nos quedan por hacer entre mi ama y yo, y aprovecho la ocasión para hacer una importante reseña en su nombre ya que gracias a ella he ido metiéndome en este mundillo poco a poco. Además en unos de esos proyecto ella me ayuda pero muchos otros he de confesar que son única y exclusivamente obra de ella.
De momento os dejo algunas de sus primeras "fotos".
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